El jueves en la sala Ross se estrenó “Fingido”, de Leonel Giacometto. Al igual que “Real” son producto de la improvisación actoral. Tanto Nancy Barbero como Cesar Romero demuestran capacidad actoral. Escenas fuertes. Participación entre público y elenco. Ausencia de solides textual. El sábado a las 22 se presenta en el Virla.
Puntuación: buena.
Dos actores, una obra rara. Postas o lugares establecidas por el director. Un camino recorrido mediante la improvisación. El espectáculo fluctúa constantemente entre lo real y fingido. Los actores son actores dentro de la obra. Están ensayando. Ella una actriz algo experimentada, el un total novato. De casualidad, la mujer se entera que su colega participa en una obra importante, cuyo tema es la dictadura. Siente envidia. Aprovechan para criticar ese tipo de obras de modas.
La obra trascurre por diversos momentos. La mujer caratula constantemente al tipo de homosexual. Incluso existe una escena patética. La mujer desea ser penetrada por el gay.
En cada posta o momento clave que el director establece el público piensa que se termina. De despiden en más de una oportunidad. En ese aspecto está el concepto de fingido.
Ambas actuaciones son interesantes. No es sencillo interpretar un espectáculo en donde se actúa y dirige a la vez. Sin embargo, salen a flote satisfactoriamente. Es una demostración de destreza. El director un ausente total.
Fingido tiene escenas duras, sadomasoquismo, lenguaje fuerte y hasta un desnudo impecable. A pesar de eso, no llena el alma. Lejos están de ser obras memorables o impactantes. Mucho menos reflexivas.
Prescinde, amablemente, de todo tipo de decoración y vestuario. Una sala con cortinas. Ausencia de música. Buen manejo de luces. No existe una historia sólida, lo cual es un gran inconveniente para el espectador. Demasiado esfuerzo actoral que podría materializarse con un espectáculo más logrado.
No obstante es interesante conocer un tipo de teatro poco difundido en Tucumán. Nancy Barbero demuestra ser una actriz excepcional, imponente, impresionante, cualquier amante del teatro debe apreciarla. Cesar Romero, con solo 5 días de ensayo supo estar a la altura de las circunstancias.
Sebastián
Ganzburg
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