Balbuceo presidencial, lleno de cifras absurdas e incomprobables, con ataques (soeces como siempre) a opositores políticos y de autoelogios inconsistentes con la realidad.
MENTIROSO, MENTIROSO
Cuando era niño, sufrí una hepatitis a raíz de la cual tuve prohibido (entre otras cosas) el dulce de leche. Y una vez, mi madre me sorprendió cuchara en una mano, el manjar en la otra y la puerta de la heladera abierta. Inventé una excusa inaceptable, basada en mentiras y expresada entre balbuceos incoherentes, que no me sirvió para evitar la reconvención materna.
Ayer, viendo el diálogo patético entre un presidente vulnerado y un empleado contratado para ayudarlo a justificar lo injustificable, recordé aquel episodio familiar. Porque estoy seguro de que mi descargo (infantil e improvisado) sonó más coherente y sincero que el balbuceo presidencial, lleno de cifras absurdas e incomprobables, con ataques (soeces como siempre) a opositores políticos y de autoelogios inconsistentes con la realidad.
Al menos, yo no tuve que denunciar que "Los maputruchos motorizados por el kirchnerismo que salen a incendiar bosques" me habían puesto el pote de dulce de leche en las manos.
En la foto, Javo y Joni, dúo (tragi)cómico argentino.
Extraído del Faceboock de Di Lullo
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