El cuidado en casa por la bronquitis no funcionó y, por consiguiente, el pontífice aceptó concurrir al hospital "para algunos necesarios diagnósticos y para proseguir en un ambiente de hospital el tratamiento para terminar con la bronquitis aun en curso", como comunico la prensa a última hora de la mañana.
Sigue.
Al final de la jornada, llegó de la oficina de prensa del Vaticano la primera actualización sobre su estado de salud: "tras el empeoramiento de su bronquitis en los últimos días, ha sido sometido a pruebas especializadas e inició tratamiento farmacológico hospitalario.
Las primeras pruebas realizadas demuestran una infección de las vías respiratorias. El estado clínico es regular; presenta una ligera alteración febril", es la información difundida por el Vaticano después de una jornada en la que se mantuvo durante horas la máxima secretismo.
Francisco igualmente no perdió su optismismo. "El Papa está sereno, está de buen humor y también leyó algunos periódicos", refirió el vocero Matteo Bruni.
Francisco desde algunos días ya había transferido a la Casa Santa Marta algunos encuentros para estar más protegidos. Pero a partir de mañana le esperan tres días intensos por el Jubileo de los Artistas: audiencia jubilar mañana, misa el domingo y encuentro en Cinecittà el lunes. Todo cancelado porque la bronquitis se prolonga desde hace casi dos meses y es necesario un verdadero descanso y tratamiento. Muchos temieron por la salud del Papa el domingo pasado cuando celebró misa en la Plaza de San Pedro, en un día ventoso y todavía decididamente invernal.
El otro dato es que los fármacos administrados en su residencia, según se supo, son a base de cortisona y también vía goteo, no produjeron mejorías. El Papa acudió al hospital después de haber realizado las audiencias matinales, incluida la del primer ministro eslovaco, Robert Fico. Con la organización Gaudium et Spes intercambió saludos, sonriendo también ante la presencia de algunos niños pequeños. Pero su hospitalización ya estaba decidida. La idea de continuar el tratamiento en el hospital ya existía desde hacía un par de días, pero Bergoglio se había resistido. "Estoy mejor", afirmó, según fuentes de su entorno, "prefiero curarme en casa".
Hoy, en cambio, cedió a los consejos del equipo médico.
En cambio, esta mañana se mostraba tranquilo pero más débil que de costumbre, informan fuentes de la Casa Santa Marta. Tuvo dificultades para pasar de la silla de ruedas al asiento preparado para las audiencias; sus colaboradores tuvieron que ayudarlo. Desde hace días se le ve muy hinchado, probablemente por la toma de cortisona, y cansado. También es momento de contar con la ayuda de los colaboradores a la hora de leer los discursos, como también ocurrió en la audiencia general del miércoles.
Se esperan más actualizaciones médicas mañana a última hora de la mañana. Compromisos cancelados durante tres días, aunque queda una incógnita sobre el Ángelus que podría retransmitirse desde el hospital. Habrá que ver cómo responde el Papa a las terapias. ANSA
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