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AMPLIARMujeres sufren violencia en medio de la pandemia

Mujeres brasileñas sufren en silencio mientras el COVID-19 desata el terror doméstico

Durante los primeros meses de la pandemia de COVID-19 en Brasil, la detective de la policía de Río de Janeiro, Fernanda Fernandes, estaba segura de que los casos de abuso doméstico estaban aumentando, pero poco podía hacer al respecto, ya que pocas mujeres se manifestaron Haz un reporte.

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“Las mujeres (eran) incapaces de escapar de sus abusadores mientras estaban atrapadas en casa”, dijo Fernandes, quien dirige la Delegación Especializada de Apoyo a la Mujer (DEAM) en el extenso suburbio de Duque de Caxias en Río. Sin embargo, el número de denuncias ha aumentado a medida que el brote ha disminuido y más mujeres han abandonado sus hogares para presentar denuncias ante la policía, dijo.

En todo el mundo, la policía y los fiscales, los equipos de apoyo a las víctimas y los movimientos de mujeres, así como las Naciones Unidas, han informado de un aumento de la violencia doméstica durante los encierros relacionados con el coronavirus. La pandemia en Brasil ha dejado a muchas parejas sin trabajo, lo que se suma a las tensiones internas, dijo Fernandes.

La economía se desplomó un 4,1% el año pasado y es probable que la recuperación de Brasil se mantenga tibia a medida que el país se enfrenta a una nueva ola brutal de infecciones.

Brasil registró 649 feminicidios durante el primer semestre de 2020, según cifras del Foro Brasileño de Seguridad Pública, un 2% más que en el mismo período de 2019. Pero otros delitos contra las mujeres como agresión y violación, que generalmente requieren que las víctimas presenten una denuncia. informe policial, cayó durante ese período, señaló el Foro.

“La disminución en el registro de algunos delitos en este período es más un reflejo de las dificultades y obstáculos que las mujeres encontraron durante la pandemia para denunciar abusos, que una señal de una reducción de los casos”, dijo en su último informe de octubre.

Fabiana Antunes, una comerciante, dijo que finalmente reunió el coraje para ir a la policía en mayo después del último ataque de su expareja abusiva, una ilustradora a la que conoció hace cinco años.

Un año después de su relación, él comenzó a beber más, le prohibió ver amigos y se volvió violento, dijo. Ella lo dejó dos años después, pero todavía vivían bajo el mismo techo cuando comenzó la pandemia, cuando su estado de ánimo se agrió.

“La pandemia, el hecho de estar atrapada en casa, empeoró todo”, dijo.

En mayo, la golpeó en el estómago durante una pelea, dijo Antunes, y ella se comunicó con la policía. Un juez emitió una orden de restricción contra la expareja de Antunes, quien se mudó, según Fernandes y documentos judiciales.

Sin embargo, Antunes sigue preocupado. Su expareja dibujó bocetos que mostró a Reuters de una mujer que se parece a ella asesinada por un hombre que empuñaba un cuchillo.

Aldefran Melo da Silva, su expareja, dijo que Antunes se enorgullecía de figurar en su trabajo artístico. Confirmó que se había emitido la orden de restricción, pero negó haber actuado mal.

“Tuvimos conversaciones matrimoniales normales, pero sin agresión física o verbal”, dijo. "Nunca le pegué".

CAMPAÑA NACIONAL

Fernandes, cuyo equipo en Duque de Caixas manejó 4,121 casos de violencia doméstica en 2019, la mayor cantidad de cualquier equipo de DEAM en el estado de Río, ha realizado sesiones de Facebook Live para informar a la comunidad local sobre la necesidad de denunciar signos de abuso doméstico.

Parte del desafío, dijo, es convencer a algunas mujeres de que el abuso es inaceptable. Otros no comprenden el peligro de su situación porque no creen que sus parejas sean capaces de matarlos.

Taylaine Alves, una madre de dos hijos de 19 años, sufrió quemaduras graves en un ataque de 2019 y luego murió en el hospital a causa de sus heridas. El novio de Alves fue acusado y está en prisión en espera de juicio. Su abogado de la oficina del defensor público declinó hacer comentarios.

“Las madres nunca lo olvidamos”, dijo Jozilene Pereira Alves. "La vida continúa, pero una parte de mí está muerta".

Brasil introdujo duras penas por abuso doméstico en 2006 con la ley Maria Da Penha, que lleva el nombre de una mujer que quedó parapléjica después de que su esposo le disparara mientras dormía.

Sin embargo, no fue hasta 2015 que Brasil reconoció oficialmente el feminicidio como un crimen, años después de la mayoría de los demás países de la región, incluidos Colombia, Chile, Argentina y México.

Paulo Cesar da Conceicao, quien dirige un centro de rehabilitación para hombres involucrados en violencia doméstica, llamado CR Homem, dijo que la mayoría de los abusadores luchan por aceptar su responsabilidad, culpando a sus víctimas por provocarlos.

Conceicao dijo que, en sesiones grupales, su equipo guía las conversaciones para ayudar a los hombres a ver su propia responsabilidad por el abuso doméstico.

“Los hombres llegan al grupo muy cerrados y resistentes, y tratamos de romper eso”, dijo.

Daniela Gasparin, de 38 años, dice que vive atemorizada por su expareja, quien fue encarcelada luego de agredirla con un cuchillo en un autobús en la ciudad de Boituva, en el estado de Sao Paulo. Su exnovio fue arrestado y condenado en el caso.

"Incluso si está en la cárcel, todavía tengo miedo de que salga y venga a por mí", dijo Gasparin. “Este es un amor que no puedo entender. ¿Cómo puede una persona amar y también tratar de matar? "