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AMPLIARLos hospitales de Manaos saturados

Mientras el coronavirus acecha la Amazonia brasileña, muchos mueren sin tratamiento en casa

Shirlene Morais Costa murió el lunes en su casa en la ciudad de Manaos, en el norte de Brasil, probablemente la última víctima de una nueva ola devastadora de COVID-19 que ha regresado a esta ciudad aislada en las profundidades de la selva amazónica.

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La mujer de 53 años fue al hospital con tos y fiebre, ambos síntomas del coronavirus, pero fue enviada a casa, según su padrastro, Esteliano Lopes Filho, de 74 años.

"Su muerte fue rápida ... Llamamos a la ambulancia, pero llegó después de que ella estaba muerta", dijo. "Estamos viendo muerte tras muerte ... Realmente es una calamidad terrible".

Brasil es el hogar del segundo brote de coronavirus más letal del mundo después de Estados Unidos, y Manaos fue una de las primeras ciudades brasileñas en crujir bajo una espiral de muertes y casos de la primera ola de la pandemia el año pasado.

Tantos estaban infectados que algunos científicos pensaron que la ciudad de 2 millones de personas podría haberse acercado a la inmunidad colectiva. Pero esa proyección ha resultado ser bastante desviada.

El estado de Amazonas, donde casi 6.000 personas han muerto a causa del COVID-19, ahora está sufriendo una segunda ola devastadora que está llevando a los servicios de emergencia al límite. Mucha gente, como Morais Costa, muere en casa. 

Las camas para pacientes con COVID-19 en el estado alcanzaron una tasa de ocupación superior al 98% esta semana, según datos del departamento de salud del estado de Amazonas. La ocupación en instalaciones temporales que brindan atención a pacientes críticos para su posterior derivación a otros puntos de la red de salud fue del 131%.

Actualmente hay 1.391 pacientes hospitalizados con COVID-19 en el estado, además de otras 603 personas hospitalizadas con casos sospechosos, muestran los datos.

La semana pasada, se colocaron contenedores refrigerados fuera de los principales hospitales de Manaos por primera vez desde el pico de la pandemia en abril. Los contenedores se utilizan para almacenar cadáveres a medida que los servicios sanitarios y de entierro de la ciudad vuelven a verse desbordados.