AMPLIARElba Naigeboren

19/11/2019 - Por Martín Guiot

Último adiós a Elba Naigeboren

Nos contabas que estabas bien. Siempre el hoy era mejor que el ayer, y ni que hablar el mañana. Desde la cama decías que vamos a volver, …y no hablabas en singular sino en plural, no hablabas de vos sino de “nosotros”. Volver a la alegría, al bienestar, a los momentos felices que cada uno vivió en cualquier época y que debe volver siempre a ellos, de forma nueva y renovada.

Detalles Porque siempre concebiste un ser grande, un cuerpo extenso, comprensivo, inclusivo, resistente, fuerte, amante. Un cuerpo que no solo te habitaba sino que también albergaba a otros tantos seres, como un cuerpo embajador de amor, de los apasionados, de los artistas de todas las ramas, de los sensibles, de los que entregaban todo, de los valientes, de los humildes, de los necesitados, de los marginados, de los excluidos, de los discriminados, de los justos, de los que ríen desde las tripas, de los que bailan.

Nos dijiste -apenas hace unas horas-, que “la grandeza está en lo simple”, cuando apenas podías balbucear palabra, inundada de metadona, calmantes, antibióticos y morfina, envuelta en sonda, envases de suero, cables, jeringas y vías de agujas, rodeada de algunas enfermeras de mierda, doctoras pendejas insolentes y vanidosas, y un sanatorio que más que sanar enferma a sus pacientes.

Siempre tuviste el afinado tacto de identificar a los vendedores de humo, a los estafadores, a los prepotentes y a los charlatanes, a los chabacanos y a los mediocres. Viviste unas últimas épocas en la que nunca entendiste del todo su engranaje postmoderno, ni aceptaste, con la que te costó transar: la cultura del photoshop, del marketing, de lo liviano, de lo aparente o de lo falso (al menos como lo asimilaste personalmente) preferiste convivir con menos robots y con màs personas. Te rodeaste de más plantas que de cemento. Elegiste usar el cepillo para lavar la ropa antes que el lavarropas automàtico, aún incluso preferiste escuchar nuestros reproches por tu dificultad para adaptarte a algunos de los placeres y comodidades del mundo capitalista, dándonos a veces la dudosa razón solo para tranquilizarnos, …pero no, tu idea siempre fue más la de tener un par de gallinas en el fondo de casa, vivir con unos perros que duerman con vos con la casa convertida en un pelusal perruno, usar el aceite màs barato “porque eran todos iguales y solo cambiaban la etiqueta”, subirte al escenario a gritar tu romanticismo, leer, escribir, estudiar y ensayar, ver buenas películas, tomarte unas ginebras en tus épocas de fuego, reírte a carcajadas con el mismo chiste tonto que te contamos 20 veces como si fuese la primera vez.

Deseabas o anhelabas, -a veces màs en serio, otras veces más en broma-, que en un complejo hábitat como es el de la ciudad de Tucumán, se levanten y despierten los hombres de esta provincia y alguno tenga el valor de aventurarse con vos como compañero, pero casi siempre llegábamos a la conclusión de que aparentemente no existían, …que el contexto norteño, provincial, generacional, cultural, o lo que fuese, los había refugiado en un aparente cubo que no se animaban a atravesar, para revolucionar, para deconstruirse, dejando el machismo, la estructura patriarcal, y aprendiendo a ser más valientes, a ser menos egoístas y vanidosos, a ser màás arriesgados, a aprender más, y a tener el valor de amar más.

Te aventuraste en todas las propuestas, te lanzaste con todos los paracaídas, incluso sabiendo que algunos podían no andar. Te subiste a todas las montañas rusas, te animaste siempre, porque fuiste infinitamente valiente. Tuviste pánico escénico pero subiste. Te olvidaste la letra pero improvisaste. Te caíste pero te levantaste. Te quedaste afónica pero gritaste. No fue gente a la obra pero diste la función para dos personas como si fuera a sala llena, …y lo hubieses hecho igual también si iba una!.

Te subiste y fuiste de gira por todo el país, apenas hace unos años, en una camionetita con colegas jóvenes de entre 20 y 50 años menos que vos, con las hormonas encendidas, como si fuese un viaje secundario, como si tuvieras 20 años, sin pretensiones de ningún tipo, y con el solo fin de hacer lo que amaste, teatro.

Te divertiste, fuiste feliz, fuiste maravillosamente aplaudida, triunfaste, te reconocieron los que tenían que reconocerte, aquellos que comparten tus valores como embajadora. Fuiste maestra. Fuiste absorbida, tomada, serás renacida en muchas personas.

Transitaste la adversidad del desamor, la desilusión y el dolor más extremo, desde perder una hermanita y luego un padre, siendo niña, para luego perder un hijo como madre, hasta quedarte huérfana. Transitaste el amor apasionado y fogoso, te recostaste en el paraíso silvestre. Lloraste sola y temprano. Te recuperaste más temprano que tarde. Se adueñaron de vos los demonios más salvajes y horribles que hayan existido, pero los venciste, al mismo tiempo que amamantabas a tus crías. Mostraste tus dientes a los predadores, aún herida y ensangrentada y defendiste a tus amores.

Tuviste la inmensa grandeza de desear felicidad y alegría a quienes te desearon lo contrario. El valor de amar, de dar las gracias, de pedir perdón. La humildad de los sabios, la escucha interminable.

Tengo por vos el orgullo intacto, junto a mis hermanos, tus hijos, y el legado que de ellos será. la tranquilidad de saber que te acompañamos hasta el final y estamos felices de poder haberlo hecho, de haber estado al lado hasta tu último latido.

Fuiste generosa como nadie, bella y humanitaria, amante de tu profesión, comprometida con los derechos humanos, fuiste solidaria con los poetas perseguidos a quien diste asilo y protección. Diste tanto que es imposible reducir lo que siento a una hoja escrita. Es imposible no renacerte. Te suelto ahora, para que vueles libre.

Por lo pronto te queda una casita de hornero cerca, 4 palos borrachos que te gustaban mucho, un parque grande y tranquilo, pero por sobre todo te quedamos nosotros, los que te amamos.

Martín Guito es artista e hijo de Elba. La publicación fu extraída de su muro de Facebook