Enviar Nota | Imprimir

AMPLIAREl cura Pepe, gran defensor de los Derechos Humanos

Los chilenos en emotivo adiós a José Aldunate, el cura obrero

Multitudinario adiós brindaron pobladores y organizaciones de derechos humanos al jesuita José Aldunate, el cura obrero, fundador del Movimiento contra la Tortura y custodio de las llaves de Villa Grimaldi, el mayor centro de detención y exterminio de la dictadura.

Detalles.

Participó todos los años en el Vía Crucis del Viernes Santo en Villa Grimaldi. En 1995 cuando se concretó la creación del Parque por la Paz y se cerró simbólicamente el portón por donde ingresaban los detenidos, Aldunate guardó la llave del candado hasta el 10 de diciembre de 2011 (día de los derechos humanos) cuando con motivo de un homenaje a su trayectoria, devolvió la llave a la directiva del Parque. "Entregó el encargo de mantener siempre viva la memoria en Villa Grimaldi, y mantener el Parque Por la Paz. Para mí es una enorme satisfacción que se haya recuperado este lugar. Siento que mi vida no fue en vano", declaró ese día.

El dolor de su muerte recorrió al mundo de los derechos humanos y las puertas del Museo de la Memoria se abrieron todo el domingo para que se lo despidiera entre cantos y reconocimientos al más sencillo de los curas, quien hablaba pausado y caminaba erguido con sus 102 años, pese a que él quería irse "antes de los 100". Perteneciente a una familia aristocrática de comienzos del siglo pasado, se educó bajo una exigente institutriz inglesa.

Aprendió primero el inglés antes que el español y a los 16 años ya se planteó la duda entre estudiar ingeniería o hacerse sacerdote, al igual que su hermano mayor.

Disciplinado, bueno para el deporte, durante 35 años trotó a diario. Cuando ya no veía, reemplazó la calle por una máquina trotadora. Había ingresado al noviciado jesuita en 1933, y alcanzó los más altos cargos hasta llegar a ser provincial. Era doctorado en Moral y en 1950 ayudó al entonces padre Alberto Hurtado, hoy Santo, en la Acción Sindical Chilena (Asich). Aldunate decía que el padre Hurtado "comprendió que lo decisivo no era la caridad, la bondad, hacer el bien. Lo decisivo era la justicia. Un empresario debía pagar salarios justos y después podía hacer la caridad".

Los años 60 marcaron fuertemente al Pepe, como lo llamaban cariñosamente pero de manera respetuosa. Aunque lo normal era seguir ascendiendo, en agosto de 1973, tomó la opción de hacerse obrero, pero sin dejar la cátedra. Decide trabajar como obrero seis meses del año y continuar con su trabajo académico en la Universidad Católica los otros seis meses, rutina que mantiene por cinco años.

En septiembre de 1973 se traslada a Concepción, contratado como ayudante de carpintero por una empresa constructora. En su segundo día de trabajo, el 11 de septiembre, se produce el Golpe de Estado en Chile; los militares allanan la población donde vive, entran a su casa y se llevan libros y revistas que les parecen sospechosos, como los volúmenes de la Revista jesuita Mensaje.

Regresa a la capital y junto a otro cura viven en mediaguas (casas de emergencia de madera) en distintos sectores populares.

El Padre Aldunate era el encargado de las comidas: comían porotos tres o cuatro días a la semana y pollo arvejado los otros. "Ahí comencé a hacer un poco de estadística de los precios de las cosas. Veía el costo de vida del obrero y cuánto gasta. Con esos datos creamos un IPC del obrero".

En esos cinco años de cura obrero, adhiere a la Teología de la Liberación, convencido de que es la traducción del Concilio Vaticano II para Latinoamérica "al incluir la opción por los pobres para realizar el sueño de Dios".

Bajo la dictadura (1973-1990), defiende activamente los derechos humanos y ayuda a personas amenazadas por el régimen.

Junto a su amigo, el padre Roberto Bolton, ingresa a 23 personas a la nunciatura. Como el nuncio (Angelo Sodano) se negaba a abrir la puerta, las pasa por arriba de la muralla, lo que fuerza al nuncio a colaborar para sacarlas del país.

En los 80 surgen las protestas masivas contra el régimen y se conocen testimonios de personas detenidas y torturadas por la policía política (CNI). Aldunate organiza un grupo de denuncia que usa el "sistema Gandhi", de la no violencia activa. Nace así el Movimiento Contra la Tortura Sebastián Acevedo, que realiza 180 protestas pacíficas en siete años; la primera, en septiembre de 1983, frente al centro de torturas Borgoño. Allí, un grupo de unas 70 personas despliega un lienzo con la inscripción "Aquí se tortura", detiene el tránsito y canta "Yo te nombro Libertad".

Con esa misma canción, hoy fue despedido por sobrevivientes de las torturas, activistas de derechos humanos, sacerdotes y pobladores que le dieron el último adiós antes de ser llevado al cementerio de los jesuitas en Padre Hurtado, a unos 20 kilómetros de Santiago.