Algunos camioneros han abandonado la huelga luego de que el gobierno anunció medidas para recortar el precio del diésel por 60 días. Las fuerzas militares también entraron en acción para asegurar muchas entregas, y la policía ayudó a desbaratar muchos bloqueos.

Ayermartes, el ejército y la policía escoltaron a unos 300 camiones llenos de productos en el estado de Río de Janeiro. Los militares también han estado escoltando entregas de combustible en aeropuertos. Sin embargo, los aeropuertos del interior, ubicados lejos de las refinerías de la costa, están reportando escasez. Muchos vuelos se quedaron varados.

En tanto miles de camiones continuaban estacionados en rutas de todo el país en demanda de una baja del precio del gasoil que aumentó cerca del 50 por ciento desde julio, siendo que en ese período la inflación aumentó menos del 3 por ciento y los salarios el 1 por ciento.

El general Sergio Etchegoyen anunció en Brasilia que fueron liberados ocho corredores estratégicos que permitieron retomar el transporte de insumos.

También informó que fueron presos siete "infiltrados" acusados de incentivar el paro con intenciones "políticas" y no ser camioneros.

 Los manifestantes han recibido el apoyo de parte de la población en algunos estados.

A la par otros grupos, como los "motoboys", taxistas y furgonetas de transporte escolar, realizaron protestas en los últimos días en rechazo del aumento de la gasolina.

El ministro Eliseu Padilha, dijo ayer que no teme un efecto contagio  agregó que el gobierno está atento ante la diseminación de la protesta.

Hay preocupación en el Palacio del Planalto frente al paro anunciado para este miércoles por la Federación Unica de Petroleros.

Esa huelga de 72 horas puede causar otro pico de desabastecimiento y está movida por razones "políticas", planteó la Abogacía General de la Unión, al solicitar que sea declarada ilegal.

Por otra parte el ministro de Seguridad Pública, dijo ayer que se continuará con las investigaciones contra los empresarios que iniciaron "este lock out".

Jungmann también deploró a los "oportunistas, o si se prefiere infiltrados" que participan de la protesta con la intención de "derribar al gobierno".