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AMPLIARBacanal, de Tiziano (foto: Ansa)

El vino, protagonista de la historia del arte

El vino, del que se ha dicho que es el único arte que se puede beber, ha sido uno de los protagonistas a lo largo de la historia del arte, como se puede observar en La ruta del vino que se organiza en el Museo del Prado de Madrid.

Detalles.

El vino -del latín vinus, asociado a fortaleza y vigor- forma parte de la triada mediterránea junto con la aceituna y el cereal, mientras que los bárbaros consumían cerveza y manteca. El origen del vino se remonta al año 3.000 a.C, cuando se realizó el primer proceso de fabricación consciente en Mesopotamia; antes, en torno al año 5.000 a.C. , se encontraron restos de vino en tinajas en Georgia, pero la fermentación se produjo por azar. Desde Mesopotamia el vino se trasladó a Egipto, donde se produjeron las primeras representaciones artísticas tanto del consumo del vino como de su elaboración.

Posteriormente la innovación de Grecia fue que entonces no solo bebían para exportar sino que también importaban, lo que dio lugar a diferentes tipos de recipientes, como las ánforas, y asociaron la bebida al mundo de los dioses. En una fina escultura situada en una de las galerías del Museo del Prado, el italiano Adamo Tadolini muestra a Hebe, personificación de la juventud, portando una jarra y una copa doradas para escanciar ambrosía, el vino que tomaban los dioses en el Olimpo para rejuvenecer.

Los romanos -lo que tuvieron los paladares más exquisitos- refinaron la producción del vino y alteraron su sabor y aroma añadiendo por ejemplo polvo en tiza. Se sabe que tanto en Roma como en Grecia se aplicaba vino en el pecho para que los bebés comenzaran el destete. Para los romanos el Dios del vino se llamó Baco y Diego Velázquez lo pintó con su corona de hojas de vid en "Los borrachos" mientras corona a un ebrio con hojas de hiedra. Cuando Velázquez pintó el cuadro en el siglo XVII el vino era una evasión frente a la crisis del momento. Cualquier recipiente, incluso el sombrero, es el que usan los protagonistas de "El vino de la fiesta de San Martín", de Pieter Bruegel, que transmite la gula y avaricia a través de una pirámide humana que lucha por conseguir la bebida de cualquier forma y plasma los efectos de las personas que tomaron en exceso. Francisco de Goya pintó para el comedor de los príncipes de Asturias (el futuro Carlos IV y su esposa María Luisa de Parma) "La merienda", en el que un grupo de majos beben vino y comen a orillas del río Manzanares a las afueras de Madrid. El vino vinculado a lo espiritual protagoniza el cuadro "El Gusto", de la serie los cinco sentidos de Rubens y Jan Brueghel, ambientado en una sala de palacio en medio de un bosque frondoso lleno de animales de caza que pronto se convertirán en plato principal.

Uno de los maestros del género de los bodegones, Juan Fernández "el labrador", plasmó en "Cuatro racimos de uva colgando" con una mirada de bisturí tres especies de uva: Santa Paula, tinta y doradilla.