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AMPLIARLas cárceles de Brasil: muerte, motines, drogas y hasta casos de canibalismo.

Hacinamiento en cárceles brasileñas, hay 726 mil presos

La población carcelaria de Brasil superó a la de Rusia, y es la tercera más numerosa del mundo con 726 mil reclusos, con un crecimiento del 300% en 16 años, lo que agrava la tensión y el riesgo de motines.

Detalles.

"Estos números nos ubican como el tercer país que más encierra personas en el mundo detrás de Estados Unidos (2,1 millones) y China (1,6 millones)", afirmó hoy Jefferson Almeida, director del Departamento Penitenciario Nacional.

Los presidios albergan un número de internos muy superior al que permite su capacidad, "observamos que hay un déficit de 358.663 lugares", consignó el Levantamiento Nacional de Informaciones Penitenciarias, elaborado bajo la supervisión del ministerio de Justicia.

El informe presentado este viernes, con datos de junio del año pasado, indicó que el número de presidiarios aumentó 20% desde 2014 cuando había un 2,3% más de lugares en las cárceles.

Este mayor espacio en 2014 se debe a que algunos presidios fueron clausurados por su mal estado y otros por motines que dejaron destrozos irreparables.

Además entre 2014 y 2016 aumentó el porcentaje de afro-descendientes privados de libertad que pasó del 61 al 64%.

Entre 2000 y 2016 el número de internos en las cárceles brasileñas creció el 300 %, mientras que el incremento fue del 700% entre 1990 y 2016.

"Lo que tenemos es un aumento en la población y prácticamente un estancamiento en la oferta de lugares" observó Jefferson Almeida y frente a ello, añadió, una de las alternativas es avanzar en "penas que sean alternativas a la prisión".

La situación de Brasil es una de la más graves del mundo, según fue señalado en los últimos año por Amnistía Internacional y Naciones Unidas.

Para los especialistas la superpoblación es uno de los factores que contribuyen a la formación de organizaciones delictivas, como el Primer Comando de la Capital (PCC), surgido en las penitenciarias de San Pablo en la década de 1990 luego de la masacre de la cárcel de Carandirú, que mató 111 presos, tras la cual ese centro reclusorio fue demolido.

El estado de San Pablo es que tiene el mayor número de reclusos, 240 mil, y en un presidio de máxima seguridad de esa provincia está alojado Marcos Herbas Camacho, alias Marcola, el jefe del PCC, que siempre está acompañado por el "alto mando" de la facción.

Las cárceles se han convertido en "una especie de departamento de recursos humanos para las facciones" del crimen organizado, señaló Flavio Werneck, vicepresidente de la Federación Nacional de Policías Federales.

El comentario de Werneck se aplica perfectamente a la historia del PCC. De ser una organización limitada al estado de San Pablo el PCC pasó a ser la más poderosas del país, actuando dentro de las cárceles de varios estados, incluso en la región amazónica donde libra una "guerra" con la Familia del Norte.

En enero de este año hubo más de 100 muertos durante los enfrentamientos del PCC y la Familia del Norte por el control de cárceles amazónicas, que son las que presentan los índice más altos de hacinamiento, según el informe publicado ayer.

En esa disputa del PCC y la Familia del Norte está en juego en rentable control de los presidios y de la droga que ingresa a la Amazonia especialmente desde Colombia y Perú.

La expansión del PCC también se motiva en que la banda ofrece protección a los detenidos dentro y fuera de las cárceles, donde da apoyo económico a las familias, mayoritariamente humildes.

Esto hizo del PCC una especia de "sindicato" de presos que en gran número están indefensos ante la violencia del sistema carcelario y del régimen legal donde las causas se prolongan por años sin que haya sentencia firme.

El retrato de esa negligencia jurídica está en el 40 % de los brasileños que continúan privados de la libertad mientras esperan una sentencia en su contra, reportó el informe divulgado este viernes.