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AMPLIARLas golosinas alemanas

Golosina alemana se fabrica con ingredientes recolectado por trabajadores esclavizados brasileños

Los célebres ositos de goma multicolor comestibles de la empresa alemana Haribo serían fabricados con ingredientes recolectados en Brasil por trabajadores en condiciones cercanas a la esclavitud.

Detalles.

Lo reveló una investigación de la televisión pública ARD en el programa "Markencheck" (Control de Marcas).

La indagación involucra incluso a algunas fábricas alemanas, lo que provocó conmoción en el país que se vanagloria de haber desarrollado cierta conciencia social y ambiental.

Los ingredientes base de los "Ositos de Oro" con sabor a fruta incluyen azúcar, jarabe de glucosa, almidón, aromas de frutas, colorantes, ácido cítrico y gelatina.

Luego son recubiertos por una capa sutil de cera carnauba, que le confiere a los caramelos una superficie pulida e impiden que se peguen unos sobre otros en el interior del paquete: un ingrediente accesorio que se produce a partir de la hoja de palmera. La investigación de ARD descubrió fallas en los sistemas de control de calidad, entre las que se encuentra la carnauba producida en Brasil, en algunos de los estados más pobres del país, como Piauí, Ceará, Maranhao, Bahía y Rio Grande do Norte. El material, importado por una empresa que se la venda a Haribo, es el fruto del durísimo trabajo de personas, muchas de ellas niños, que cobran 10 euros por día y son obligados a dormir a la intemperie e un camión, sin agua potable, sin baños y que deben refrescarse en ríos. Además, cortan las hojas de palmera con peligrosas guadañas, atadas a palos largos. Esas condiciones fueron definidas por el ministerio de Trabajo brasileño, entrevistado por la TV pública alemana, como "muy cercanas a la esclavitud". También la gelatina, que se necesita para lograr la típica consistencia gomosa de los famosos caramelos, sería fruto del sufrimiento: en este caso de los cerdos, ya que es extraída de su piel. Según descubrieron los investigadores, que rodaron un documental, los cerdos de algunas haciendas del norte de Alemania, antes de ser masacrados, vivirían hacinados en espacios angostos, cubiertos de plagas y de sus mismas heces y, en algunos casos, entre animales muertos.

Haribo, cuyas golosinas causan furor desde hace décadas en todo el mundo, comunicó que desconocía la situación y deslizó la posibilidad de haber sufrido "violaciones" en sus "líneas guía".

Además, declaró que de haberlo sabido habría tomado las medidas correspondientes y prometió una investigación al respecto.

"Somos la empresa que quiere llevar alegría a niños y adultos. No podemos aceptar que se ignoren nuestros estándares sociales y éticos", afirmó la compañía en un comunicado.