Enviar Nota | Imprimir

AMPLIARUn arqueólogo trabaja sobre restos de una de las fosas comunes de la guerar civil en leida, España.

Sin justicia las heridas no cierran, abren fosas de la guerra civil española

Dentro de un programa pionero en España, el gobierno regional catalán comenzó la semana pasada a abrir las 500 fosas que hay en Cataluña con cadáveres de la guerra civil y el franquismo en Lleida, donde se encontró una zanja con 17 cuerpos de soldados caídos en el frente de batalla.

Detalles.

Los cuerpos de los militares del bando de Francisco Franco aparecieron alineados junto a la pared del cementerio de Figuerola d'Orcau (Lleida) en lo que era un campo de alfalfa y que habrían muerto en el cercano frente de batalla del Pallars en 1938. En ellos se podía distinguir heridas de guerra, así como botones del uniforme, las botas militares que llevaban puestas o una cuchara metálica en la solapa.

Eran jóvenes de entre 18 y 20 años, como delataban sus dentaduras perfectas.

"A este pueblo, donde había un puesto de socorro, traían a los heridos del frente y los más graves los enterraron aquí", explicó junto a la zanja, de 8,5 por 2 metros, el arqueólogo Francesc Busquets, a varios corresponsales extranjeros, ANSA entre ellos, tras una semana de excavación.

"Suponemos que son del bando nacional (de Franco) por unas cruces que hubo sobre la zanja. Con esto demostramos que la memoria histórica es para todos", comentó el alcalde, Constantino Aranda. Esta es una de las 500 fosas que existen en Cataluña y que la Generalitat (gobierno regional catalán) tiene previsto exhumar en los próximos dos años.

El objetivo es cruzar el análisis genético de los restos con los perfiles genéticos de personas que buscan a algún miembro de su familia en fosas comunes de Cataluña.

El plan, en el que la Generalitat ha invertido 800.000 euros, es pionero en España, pues en otros lugares del país las exhumaciones se están haciendo a nivel particular y con voluntarios, pero sin el apoyo sistemático de las instituciones.

"Es una cuestión de responsabilidad. Tenemos la deuda histórica de compensar a los familiares. Llevamos mucho retraso: han pasado 80 años", afirmó el consejero de asuntos exteriores de la Generalitat, Raül Romeva, que apuntó que "en Cataluña nos tocó estar sobre todo en el bando de los vencidos".

Romeva dijo que, a diferencia de otros lugares de España, "nosotros luchamos contra la institucionalización de la desmemoria y el olvido". Mientras, en el hospital Vall d'Hebron de Barcelona, el más grande de Cataluña, los familiares de víctimas se van haciendo las pruebas de ADN, como Antoni Puig, de 69 años, que busca los restos de su tío para cumplir el deseo que no pudo realizar su madre. "Para nosotros es un día muy importante porque mi madre murió con la pena de no encontrarlo. Mi tío, Jaume Serra, se marchó con 17 años y nunca más volvió", contó Puig.

"Lo que yo quiero es encontrarle antes de que mi padre muera", añadía su hija, Laia, de 39, para enterrarle en el cementerio junto a sus familiares. La doctora que le extrae la saliva para el estudio genético, que le pregunta si su tío tenía alguna peculiaridad física -en este caso sí, una herida en la mano derecha-, advierte a Puig de las posibilidades reales de encontrar el cuerpo de su tío ante el gran número de cuerpos que hay en fosas.

Además "los terrenos catalanes son bastante ácidos y hay problemas de degradación de los huesos encontrados", explicó Elena García, jefa de sección del laboratorio de genética del Vall d'Hebron, que apuntó que "el problema del ADN no es el coste. Es una deuda que tenemos con los familiares". España es el segundo país del mundo, por detrás de Camboya, con más cuerpos de desaparecidos (cerca de 114.000). Cerca de 5.500 familiares comunicaron a través de este programa a la Generalitat que tienen un familiar desaparecido y 704 de ellos ya se hicieron la prueba genética.

Para las personas con problemas de movilidad o que viven en el extranjero, el programa prevé el envío de un kit para que se hagan ellos mismos la extracción de saliva. La ONU insta desde hace años a España a tener un censo de víctimas y de desaparecidos y a realizar reparaciones, aunque sean simbólicas, así como a anular las sentencias de tribunales de la guerra civil y del franquismo.