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AMPLIARUn baño de afecto de los brasileños, cuando Francisco visitó ese país en 2013.

El papa, distante de Temer, cerca del país

El papa Francisco demostró desinterés en reunirse con Michel Temer a través de una carta vista como un gesto diplomático, que se unió a otras decisiones en las que el Vaticano confirmó la importancia que tiene Brasil.

Detalles.

En discurso ante diplomáticos Temer reconoció que Brasil es visto como un "paisucho".

El Papa le envió una carta al mandatario, hecha pública esta semana,comunicándole que no podrá aceptar el convite para que viaje a Brasil, hecho que causó bastante repercusión y una serie de interpretaciones .

Ante los comentarios suscitados por la correspondencia el cardenal Sergio da Rocha explicó que ésta no afectó "el gran amor que el Papa tiene por el pueblo brasileño ni su aprecio por nuestro episcopado".

La ausencia de Jorge Mario Bergoglio en los festejos por los 300 años de la aparición de la Patrona Nacional se debió a sus compromisos en "otros países, nosotros sabemos que no podemos contar siempre con él (Papa)", argumentó, diplomático, Da Rocha, titular de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil. El argumento invocado por el cardenal brasileño sobre la apretada agenda papal es verdadero, aunque se prestó a varias interpretaciones.

Jorge Mario Bergoglio no participará en octubre en las celebraciones de la Virgen de Aparecida pero en septiembre viajará a un país limítrofe con Brasil como es Colombia. Era absolutamente imposible que desde Bogotá viajara a la Basílica de Aparecida?.

No se puede descartar que la carta que recibió esta semana Michel Temer sea, entre otras cosas, la traducción de cierto disgusto vaticano con el actual mandatario.

El Palacio del Planalto acusó recibo del impacto de esa noticia a través de su oficina de prensa, la cual comentó que ya esperaba la ausencia de Francisco.

Esa respuesta del gobierno fue interpretada como un intento de "minimizar" un episodio importante desde el punto de vista diplomático y político, escribió la revista Epoca.

Temer hubiera recibido un soplo de oxígeno con la visita del Papa, como lo tuvo en 2013 Dilma Rousseff cuando se mostró junto al Pontífice en Río de Janeiro en medio de una grave crisis y con su popularidad por el suelo.

El rechazo popular que sufría Rousseff en 2013 parece repetirse ahora con Temer dado que según tres encuestas recientes el presidente tiene una reprobación que supera el 60% y casi el 80% no creen en su palabra.

En todo caso el papa Bergoglio hizo notar en los últimos días que más allá de su eventual disgusto con Temer, Brasil sigue siendo un país muy importante en su agenda.

Esta semana conversó con el alcalde de San Pablo, el muy popular Joao Doria, quien le propuso rever su decisión de no viajar a Brasil.

Tras recibir la bendición de Francisco Doria declaró "humildad es algo que no le falta al Papa (...) si volviera atrás con su idea de no viajar sería un gesto de grandeza (...) somos el país católico más importante del mundo, 130 millones de católicos".

El saludo dado a Joao Doria indicó que el Papa no tiene problemas en recibir a un importante dirigente conservador brasileño al que algunos consideran como eventual candidato presidencial en 2018, cuando se elija al sucesor de Temer.

Días antes de encontrarse con Doria el Papa estuvo con una delegación del popular club Palmeiras, fundado por italianos en el siglo pasado.

Y, por último, el jueves pasado anunció que el próximo 15 de octubre serán canonizados 30 mártires brasileños asesinados por protestantes holandeses en el siglo XVII.

En otras palabras: el Vaticano, como lo señaló el cardenal Da Rocha, concede una importancia especial a este país que es el de mayor población católica del mundo.

Otra de las varias lecturas que desató la decisión del Papa de suspender su viaje a Brasil, viaje que había prometido en 2013, se basó en su reprobación sobre las políticas sociales de este gobierno cuya prioridad ha sido combatir el déficit fiscal y el endeudamiento público. En su carta Francisco recomendó a Temer estar más atento al costo social de sus programas de reformas, especialmente la previsional.

"No podemos confiar más en las fuerzas ciegas y en la mano invisible del mercado (...) no corresponde a la Iglesia dar una receta una receta (...) pero no puedo dejar de pensar en los más pobres", dice la misiva enviada al mandatario brasileño.

Luego de divulgada la misiva, Temer pronunció un discurso sobre la imagen internacional de su país ante los egresados del Instituto Rio Branco, donde se forman los cuadros del Servicio Exterior.

"Las personas creen allá afuera que éste es un, disculpen la expresión, 'paisucho', que hace las cosas sin amparo legal, sin amparo constitucional", lamentó Temer, que la semana próxima recibirá a su colega español Mariano Rajoy.