AMPLIARBachelet

12/03/2017 - Analistas

Bachelet reformuló escenario político en tres años.

El gobierno de Michelle Bachelet pasará a la historia por liderar grandes transformaciones que pusieron fin a herencias de la dictadura en Chile que no habían sido superadas por las administraciones anteriores, coincidieron analistas.

Detalles

Al cumplirse hoy tres años desde que asumiera por segunda vez el poder, dando inicio a la cuenta regresiva de su mandato, analistas políticos consultados por ANSA coincidieron en que lo más importante son las reformas que ella impulsó.

El Premio Nacional de Humanidades Manuel Antonio Garretón y la cientista política Claudia Heiss, coincidieron en señalar que el término del sistema electoral binominal aprobado en enero de 2015, que perpetuaba el duopolio político, fue un gran avance. Heiss mencionó también la nueva Ley de Probidad tras el escándalo por el financiamiento ilegal de la política y que pone reglas a los aportes del sector privado empresarial a los partidos y campañas.

A juicio de la politóloga, "el gobierno se hizo cargo de la crisis de los partidos políticos" que dejó en evidencia que "la imagen de ellos era muy superficial, mantenían el nombre de partidos tradicionales pero tenían dueños y ahora se ve que el número de militantes era absolutamente falso". Subrayó que el nuevo sistema electoral va a permitir el surgimiento de nuevos actores -como el izquierdista Frente Amplio, que hoy está fuera de la coalición de Gobierno- "que va a significar una renovación de la clase política que está muy envejecida, sin querer descalificar la experiencia", acotó Heiss. La académica de la Universidad de Chile comentó que la baja popularidad de la mandataria -que bordea el 23% luego de haber asumido con el 63% de los votos- se debe en gran parte al desprestigio de la política derivada de los escándalos de corrupción (que también salpicaron a Bachelet). Pero mencionó a aquellos decepcionados que querían cambios más profundos, como instalar una Asamblea Constituyente para lograr cambiar la Constitución de 1980, hecha bajo dictadura.

Para Manuel Antonio Garretón, el gobierno de Bachelet "instaló otro escenario político histórico cuyas bases están tomadas de lo que habían sido los movimiento sociales de 2011 y 2012".

"Corrió el cerco", acotó Heiss, El Premio Nacional de Humanidades analizó que en estos tres años, "hay cosas que se hicieron, otras no se hicieron y otras quedaron estancadas". En las primeras, coloca la gran reforma educacional, desde la educación pre-escolar, la eliminación del lucro, el copago, la desmunicipalización y la gratuidad.

En este último punto, Garretón advirtió que siendo "una enorme reforma, en algún punto se tergiversó poniendo la gratuidad al servicio de los privados en desmedro de la educación pública". Apuntó que "el gran proceso de reformas sufrió un empantanamiento, porque no se puso al principio el tema político, es decir una Nueva Constitución".

Esto se debe, prosiguió, a que el gobierno de Bachelet ha enfrentado "una oposición brutal, que desde los tiempos de (Salvador) Allende no se veía, con una prensa que desde el primer día quiso instalar que el país se estaba cayendo a pedazos".

Pero no menor, agregó, fueron los actores de la propia coalición que se sumaron a esta oposición por sus intereses coincidentes. Además, comentó el sociólogo y politólogo, "hubo un diagnóstico errado de los movimientos sociales que iban a apoyar las reformas".

"No se previó que aunque marchara un millón de personas, hoy lo que se busca es más bien el interés individual por sobre el social", definió. A su juicio, el gran tema hoy en Chile es "cómo generar una nueva coalición que retome las tareas transformadoras, vincule a los nuevos grupos de izquierda que están fuera de la coalición oficialista de la Nueva Mayoría, y sea capaz de canalizar el descontento de la gente".

A ocho meses de las elecciones presidenciales, Garretón concluyó que aún no surge ese liderazgo, y "si no se alcanza logra, va ganar la derecha" opositora.