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AMPLIAREl carnaval no para la crisis

El Carnaval no pudo escapar a la crisis que sacude a Brasil

La indignación del público brasileño contra los organizadores del Carnaval, tras dos accidentes graves en el Sambódromo con 32 heridos, es indicio de una crisis en la "fiesta más grande del mundo" que ha perdido adeptos frente a los festejos callejeros, que están en alza.

Detalles.

El público lanzó vasos de plástico y abucheó el paso de la Escola do Samba Unidos da Tijuca, en repudio a los organizadores del Carnaval, luego del derrumbe de una carroza que causó al menos 12 heridos, cinco de los cuales continuaban internados.

Ocurre que la Liga Independiente de Escolas do Samba resolvió continuar con el espectáculo en lugar de priorizar la atención e internación de los heridos, y el socorro a las personas del público conmocionadas con accidente.

El gigantesco carro alegórico de tres pisos y cerca de 15 metros de altura se desplomó cuando intentaba ingresar en la pasarela, cerca de una tribuna.

"Fue terrible, yo estaba arriba del carro, de repente todo se vino abajo, no tuve tiempo de hacer nada", contó Diana Neves, una de los 3.500 integrantes de la agrupación Unidos da Tijuca que se presentó hoy cerca de las 4 horas (7 GMT).

Las escenas de desesperación y sangre fueron la marca de este carnaval en el Sambódromo Marques de Sapucaí, considerado el mayor templo del carnaval mundial, televisado a decenas de países.

El domingo otro carro alegórico, de la agrupación Paraíso de Tuiuti, embistió a 20 personas, tres de las cuales continuaban internadas y una de ellas en estado grave en un hospital municipal. El siniestro de Paraíso de Tuiuti ocurrió, una vez más, en el ingreso a la pasarela de 700 metros por donde desfilan las majestuosas agrupaciones profesionales.

Llegó la hora de repensar el carnaval profesional y su tentación por la grandilocuencia para favorecer el espectáculo, opinó el columnista Anderson Baltar.

Estos eventos trágicos deben contribuir para una "reflexión sobre el actual momento de las escolas do samba, y al gigantismo de los carros alegóricos que han aumentado sensiblemente su altura", añadió.

Además, debido al tiempo de transmisión televisiva, las comparsas son obligadas a realizar "maniobras arriesgadas" para ingresar rápidamente en un Sambódromo relativamente angosto, construido en 1983, cuando las carrozas tenían menor porte y la televización no era la principal fuente de financiamiento. Sin bien la audiencia del Carnaval sigue siendo alta, la cadena Globo tuvo cerca de 20 puntos de audiencia, ya no tiene la popularidad de otros tiempos, y por ello se redujo la duración de las transmisiones.

En paralelo a estos cambios en el Sambódromo, se observa una explosión de los "blocos de rua", grupos callejeros, que crecen a cada año en Rio de Janeiro, Salvador de Bahia, Recife y Olinda, las grandes capitales carnavalescas.

Este martes miles de personas se volcaron nuevamente a las calles de Río de Janeiro, por donde desfiló el emblemático, e irreverente, grupo carnavalesco de las Carmelitas.

Al mismo tiempo se están ampliando los festejos callejeros en ciudades con poca tradición carnavalera, como San Pablo, Belo Horizonte y Brasilia.