Durante todo 2024, el artista Diego Andrés Gelatti fue parte de un programa de formación interdisciplinaria, en el que tuvo clases y talleres con destacados artistas internacionales; trabajó junto a otros artistas, científicos y tecnólogos del país durante todo el año, y crearon prototipos para una exposición en Buenos Aires.
En 2025 podrán realizar residencias en universidades de la región dedicadas a estas disciplinas.
Diego Andrés Gelatti integró el equipo de trabajo que ideó el proyecto BotU.
Diego Andrés Gelatti: Vive y trabaja en la provincia de Tucumán. Su práctica principal son las artes visuales. Es Licenciado en Artes Plásticas por la UNT. En 2017 empezó a participar en diversos programas de formación, residencias, talleres y espacios de exhibición. Durante 2021 y 2022 fue becado para el XIII Programa de Artistas de la UTDT. Actualmente co-dirige Consultorio, espacio para el arte actual ubicado en San Miguel de Tucumán.
Programa de formación de arte, ciencia y tecnología
Presente Continuo cerró su segundo año con una exposición de cinco obras, en Planta Inclán
Participaron 25 artistas, pensadores, curadores, investigadores de las ciencias exactas, sociales y humanidades, científicos y tecnólogos.
Realizaron una presentación de cinco obras/prototipos sobre los proyectos en los que trabajaron en grupo durante el año.
Los integrantes pertenecen a Misiones, Tucumán, Córdoba, Santa Fe, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz, Buenos Aires y CABA.
Presente Continuo es un programa federal de formación interdisciplinaria, con una duración de dos años, para la producción de obras, ideas, descripciones y narrativas, y está destinado a artistas, pensadores, curadores, investigadores de las ciencias exactas, sociales y humanidades, científicos y tecnólogos de todo el país.
Está organizado por Fundación Bunge y Born y Fundación Williams, y cuenta además con la colaboración de Fundación Andreani y el Centro Cultural de España en Buenos Aires (CCEBA).
En el primer año, los participantes integran un espacio de formación y producción con referentes en la vanguardia global, con quienes analizan y discuten el futuro del arte y el devenir de la humanidad en un mundo atravesado por la tecnología y su impacto en distintas problemáticas. En 2024, lo hicieron con Marcela Armas (México), Oscar Santillán (Ecuador, Países Bajos) y Mónica Bello (España, Suiza).
En simultáneo, durante siete meses, trabajaron en el diseño y prototipado de obras, para los que el programa dispuso de un total de 20 millones de pesos en incentivos a la producción y la realización de los proyectos. Se conformaron grupos que abordaron, en forma interdisciplinaria, el uso e impacto de nuevas tecnologías como Inteligencia Artificial, la cibernética, perspectivas no-humanas, entre otras.
"Los participantes se conectan con pares de todo el país, intercambian los saberes de distintas disciplinas, se abre la posibilidad de hacer residencias en el exterior, y se generan así proyectos de obras de por sí innovadoras y estimulantes”, explica Martín Oliver, Director Ejecutivo de Fundación Williams.
En tanto, el Director de Cultura y Ciencia de la Fundación Bunge y Born, Ivan Petrella, sostiene: “Invitamos a referentes internacionales que trabajan en los cruces entre arte, ciencia y tecnología para que con los artistas, científicos y tecnólogos locales podamos pensar y producir en conjunto respuestas posibles a los interrogantes del momento”.
Exposición 2024
Entre el viernes 29 de noviembre y el domingo 1° de diciembre, los obras estuvieron expuestas en Planta Inclan (Inclan 2661, Parque Patricios, CABA), formaron parte de un circuito con otros espacios culturales del barrio como Hito, CheLA y Casa Belgrado.
BotU:
A partir de la lectura del ensayo “Sobre los finales del sueño: sombras en el resplandor de un mundo 24/7” de Jonathan Crary, el grupo de trabajo reflexionó sobre el sueño y su inutilidad productiva, eso que lo transforma en un espacio de resistencia frente a una sociedad productivista extrema.
La instalación consiste en un espacio híbrido que combina elementos visuales, escultóricos y performativos. El espectador es invitado a sumergirse en el universo de un bot creado con inteligencia artificial de código abierto y entrenado a partir de 101 sueños recopilados por el grupo. La decisión de no usar GPT u otro sistema de IA permitió no depender de grandes corporaciones ni reproducir sus sesgos.
Los distintos nodos de la instalación ofrecen: performances en vivo, donde actores relatan algunos de los sueños que forman parte del entrenamiento del bot, hasta artefactos visuales o escultóricos que materializan los sueños como una escultura de hielo que se derriten a medida que BotU continúa soñando o videos proyectados en las paredes de la sala.
La tarea aparentemente inútil de soñar genera una tensión frente a la funcionalidad de los bots en la sociedad actual, donde se espera que todas las máquinas estén orientadas a la productividad.
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