Durante las navegaciones largas, para los hombres y mujeres de mar estar lejos de su familia no es algo fácil, pero forma parte de ser marinos y cumplir con el servicio. A veces, estando en altamar reciben noticias que los entristece y otras que los puede llenar de júbilo.
Cuando la fragata ARA “Libertad” zarpó del Apostadero Naval Buenos Aires para dar inicio el 52° Viaje de Instrucción, el Cabo Segundo de Mar Exequiel Alejandro Rocha, oriundo de Tucumán, sabía que su primer hijo nacería mientras él estuviera en el exterior y a miles de kilómetros de distancia de La Reducción, en San Isidro de Lules, localidad distante a 20 minutos de la capital tucumana.
La cesárea a su pareja Amira estaba programada para el 23 de agosto. Ese viernes, mientras el buque escuela se encontraba amarrado en la ciudad de San Juan de Puerto Rico, tras haber arribado el día anterior, nació Adrián Martiniano, su primogénito. Si bien es el segundo viaje del Cabo Segundo Rocha a bordo de la fragata, éste quedará grabado en su recuerdo como “el viaje” en el que se convirtió en padre.
Recordará que mientras se encontraba en la ciudad caribeña, a través de una videollamada pudo presenciar ese momento en el que después de nueve meses por fin nacía Adrián Martiniano.
Cuando la noticia llegó, el Comandante de la fragata, Capitán de Navío Adolfo Rodrigo Ureta, no solo lo felicitó, sino que le brindó palabras de aliento. “Me dijo que esté muy feliz y me sienta orgulloso. Que piense en mi hijo y vele por su futuro”.
A cinco días de haber zarpado de la capital de Puerto Rico, desde la radio del buque se convocó al Cabo Segundo de Mar René Fabián Trejo. Había llegado un e-mail para él. En el texto, su mamá le contaba que el jueves 29, a las 16 horas, había nacido Ema Pilar, también por cesárea: “Me enteré que fui padre de una hermosa hija”, manifestó el Cabo Segundo Trejo. A diferencia del Cabo Rocha, en este caso no contaba con la fecha exacta de cuándo se realizaría la intervención, así que la noticia si bien era esperada igualmente lo tomó por sorpresa y la alegría lo invadió por completo.
Desde que en febrero se confirmó el embarazo de María, su pareja que vive en San Salvador de Jujuy, de donde él es oriundo, le costaba pensar en otra cosa. “Estaba con esa intriga de saber cuándo iba a nacer y cómo iban a estar ellas”.
Cuando las señales de comunicación mejoraron a bordo, pudo finalmente hablar, ver fotos y videos de su primera hija, que a sus 28 años llegó a su vida: “Las dos están bien por suerte, así que no veo la hora ya de estar volviendo para poder conocerla”.
Ambos jóvenes marinos, por su especialidad de Mar, se desempeñan en la cubierta del buque escuela donde hacen el mantenimiento de todo lo relacionado a la arboladura, motones, entre otras labores, además de desempeñarse como timoneles.
El Cabo Segundo Rocha es gaviero del palo Mesana, mientras que el Cabo Segundo Trejo se encuentra en el palo Mayor. Como gavieros, en cada arribo y zarpada se los puede ver en lo alto, vistiendo el traje distintivo y rindiendo honores.
Allí estarán cuando el buque retorne al país en noviembre, dando por finalizado el Viaje de Instrucción y cumpliendo con otras actividades programadas. En ese momento, sus pequeños hijos ya tendrán un poco más de dos meses de vida.
Ya arribados en Baltimore, Estados Unidos de América, el Cabo Rocha admite que ansía llegar y conocer a Adrián Martiniano. “Verlo y tenerlo en mis brazos; sentirlo”, dice. Mientras que el Cabo Trejo espera que María y Ema Pilar se encuentren en el muelle: “A la vuelta espero verlas allí y poder abrazarlas”.
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