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AMPLIARInvestigación con agricultores familiares está en fase de implementación

La bromelia del Amazonas podría ser una alternativa al plástico procedente del petróle

Investigaciones realizadas con una especie de bromelia originaria de la Amazonia y similar a la piña, el curauá (Ananás erectifoliu), revelan un alto potencial como alternativa económica sostenible para sustituir el plástico de origen petroquímico. El estudio, desarrollado en el Centro de Bionegocios Amazónicos (CBA) , en Manaos, ya está en fase de implementación a través de un proyecto piloto de extensión desarrollado con productores de la agricultura familiar.

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A través de un convenio de cooperación con otras instituciones, CBA proporciona las plántulas, capacita a productores para sembrar y producir la fibra y se conecta con una empresa para producir el bioplástico. 

“Nuestra idea es desarrollar encadenamientos productivos y llevar desarrollo, ingresos y atractivo social y ambiental al interior de nuestro estado. Incluso existen patentes para chalecos balísticos, vigas para edificios, protección contra terremotos, todo debido a la gran elasticidad y resistencia de esta fibra”, explica Simone da Silva, investigadora y gerente de la Unidad de Tecnología de Plantas del CBA.

Presente en la región no forestal, el curauá es fiel a las características climáticas y edáficas de la región, prefiriendo suelos no encharcados, ácidos y poco fértiles. Según los investigadores, es una excelente opción de manejo sustentable ya que se desarrolla mejor en zonas de sombra y con otras especies.

Además de preparar el terreno sin necesidad de quemar ni talar, la siembra se puede realizar en cualquier época del año. “Está muy en línea con nuestra idea de implementarlo en sistemas agroforestales. El productor no necesita dejar de sembrar lo que es su vocación natural. Se producen açaí, yuca, papaya, maracuyá, que se pueden producir en consorcio”, observa el investigador.

La sostenibilidad del curauá también se expresa en su viabilidad económica, que despierta el interés de la industria, reemplazando el polietileno de origen petroquímico, la fibra de vidrio e incluso otras fibras naturales como la malva y el yute, exportados desde Bangladesh (Asia). 

“Es una especie originaria de la Amazonía que no está muy extendida y tiene un interés comercial considerable. La fibra es la opción natural con mayor resistencia mecánica conocida hoy, según los resultados de nuestra investigación”, afirmó el director de Operaciones de CBA, Caio Perecin.

El procesamiento de las bromelias amazónicas también es sencillo y puede ser realizado por el propio productor utilizando equipos que procesan sisal ya existentes en el mercado, adaptados al tamaño de la fibra de curauá. La máquina es segura y no presenta riesgo de accidentes durante su manipulación, garantiza la investigadora Simone Silva. 

“Nuestra idea es que el productor no venda la hoja, sino que, como mínimo, suministre la fibra, generando para él el mayor valor añadido posible”, añade Simone.

Las plántulas generadas en los laboratorios son de curauá blanco, especie que naturalmente ya tiene la ventaja de tener mayor crecimiento respecto al curauá morado. Después de la siembra, la cosecha se realiza del 10 al 12 mes, en el primer año. A partir del segundo año es posible realizar de tres a cuatro cosechas. 

“La planta que proviene del cultivo de tejidos [en el laboratorio] lleva un efecto residual de las hormonas que utilizamos para brotar, por lo que, naturalmente, genera más brotes que una planta convencional. Esto se convierte en una ventaja para el productor y es solo una inversión inicial para que éste adquiera plántulas in vitro, pero luego puede ampliar su siembra o ser una nueva fuente de ingresos vendiendo plántulas a su vecino”, explica el investigador.

Como el mercado de curauá aún no se ha establecido en la región, los investigadores evitan especular sobre los ingresos de los productores, pero garantizan que varios sectores industriales ya han manifestado interés en adquirir la producción. “Lo que dicen los sectores interesados ​​es que como pagan mucho por la fibra de yute y de malva, por ejemplo, que viene de Bangladesh, están dispuestos a pagar lo mismo por la fibra de curauá, que puede generar entre R$ 9 y R$ 10 por kilo. de fibra”, dijo Simone. 

Fuente: Agencia Brasil