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Heber López.
Camara fotoAMPLIARHeber López.
14/06/2024 - Es tucumano

Un cirujano plástico a bordo de la fragata ARA "Libertad"

“En navegación, el personal de Sanidad debe poder atender cualquier situación médica. Estamos preparados”, dice el médico y marino Heber López.

“El trabajo de un cirujano plástico puede ser algo muy específico, pero a bordo de un buque de la Armada Argentina, el personal de Sanidad debe estar en capacidad de hacer de todo para atender a un paciente”, afirma el Capitán de Corbeta médico Heber Orlando López.

Este tucumano de 42 años asumió el reto de ser el Jefe del Departamento Sanidad del buque escuela fragata ARA “Libertad”, que se apresta para cumplir un nuevo Viaje de Instrucción.

El Departamento está integrado por tres oficiales: él como médico, un bioquímico y un odontólogo; además de dos suboficiales y dos cabos de especialidad enfermeros.

“En algunas piernas de navegación no tenemos puertos cercanos para la atención médica y, si bien la tripulación es en su mayoría gente joven y sana, pueden surgir imprevistos como una apendicitis, cirugías menores, absceso, infecciones o toilettes quirúrgicas para quemados. Tenemos los medios y la capacidad para resolver esas situaciones a bordo”, explica el Jefe del Departamento Sanidad.

“Me encanta la cirugía, pero tener la oportunidad de navegar en la fragata es una gran motivación y un desafío”, reflexiona. 

Para aquellos que desconocen cuál es la tarea de un cirujano plástico en la Armada, el Capitán de Corbeta López explica: “Así como en un hospital debo reconstruir cuando llega un paciente con una complicación traumatológica o padece un cáncer de mama, en navegación o campaña se pueden hacer algunas intervenciones”.

“Para lo que más nos preparamos es para quemados. Y aunque la parte estética no corre, se pueden hacer algunos procedimientos mínimamente invasivos que mejoran la salud y la calidad de vida, como la regeneración de tejidos,” agrega.

Ser marino 

Cuando Heber López se estaba por recibir de médico en el 2007 en la Universidad Nacional de Tucumán, todavía no imaginaba el rumbo que iba a tomar su vida profesional, signada por el mar.

Nació en San Miguel, donde cursó la primaria en la Escuela “Bartolomé Mitre” y la secundaria en el Colegio Nacional. Con su familia, compuesta por sus padres Luis y Norma, y su hermano Dexter, vivían en Yerba Buena, a unos 20 minutos de la capital provincial.

Cuando Heber se anotó en la Facultad de Medicina para ser cirujano, en su hogar prácticamente no conocían de la existencia y de las posibilidades laborales dentro de la Armada. Se encontraban enfocados en un emprendimiento familiar.

Fue recién en el último año de la carrera, cuando tuvo que hacer una rotación por todas las especialidades básicas de la Medicina en el Hospital Naval Cirujano Mayor Dr. Pedro Mallo de Buenos Aires y allí conoció algo de la vida del marino.

—¿Querés hacer la residencia médica en el hospital, pero como militar? —lo tentaron allí. —¿Cómo es eso? —preguntó Heber. Y lo direccionaron a la Delegación Naval para saber más.

“Ahí me convencí rápidamente. Me anoté para el Curso de Integración Naval (CUINA) que empezaba en el 2008. Rendí un examen y entré —cuenta—. La familia siempre me apoyó en todo.”

Desafíos de un médico tucumano en la Armada

El curso duró un año y Heber egresó con el mejor promedio de su promoción y consiguió la residencia médica en Cirugía General del Hospital Naval Puerto Belgrano, al sur de la provincia de Buenos Aires: “Fue mi primer destino durante 4 años”.

Ese tiempo le permitió avizorar lo que podía ser su desarrollo profesional dentro de la Institución militar. No obstante, necesitaba un nuevo desafío académico y pidió la baja de la Armada para especializarse durante tres años en Cirugía Plástica y Reconstructiva en una clínica porteña.

Su intención era volver a la vida militar después de especializarse. En 2016 se reincorporó y regresó al Hospital “Pedro Mallo”, como Jefe de la Unidad de Cirugía Plástica.

Los retos siguieron. En 2017 le tocó formar parte de los Cascos Azules de Naciones Unidas durante 6 meses, en la Misión para el Mantenimiento de la Paz en la República de Chipre, también conocida como UNFICYP por sus siglas en inglés. “Trabajar en un terreno al que no estaba acostumbrado, fue una experiencia enriquecedora”. En tierras chipriotas se desempeñó como Jefe del Departamento Sanidad en Campo Roca, donde estaba asentada la Fuerza de Tareas Argentina.

Si bien la labor de Sanidad era la misma que en otros destinos (atender urgencias y firmar aptos médicos para despliegues), “fue intensa la vivencia de estar en una zona en conflicto y atentos a la posibilidad de dar una mano con la asistencia a los refugiados que escapaban de la guerra en Siria”, relata.

Además de dar apoyo a las diferentes misiones, la geografía montañosa del lugar les exigía adiestrarse y permanecer en alerta ante accidentes vehiculares, derrumbes y posibles evacuaciones, extracciones o helitransporte de pacientes.

Al regreso de su misión, fue destinado a la Base Aeronaval Punta Indio. Los cinco años en los que prestó servicio en esa dependencia de la Armada le permitieron, entre otros retos, concretar el Curso de Médico Aeronaval y la Capacitación de Médico Examinador de Aeronavegantes, que dicta el Instituto Nacional de Medicina Aeronáutica y Espacial.

Mientras tanto, en 2021 lo encomendaron en comisión al aviso ARA “Puerto Argentino” que realizó la Patrulla Antártica Naval Combinada, junto a buques de la Marina de Chile. “Fue en plena pandemia de coronavirus y pudimos alcanzar los objetivos impuestos con total éxito”, asegura.

Ahora, como jefe médico de la fragata ARA “Libertad”, los desafíos se renuevan. Es su segunda vez a bordo del buque escuela de la Armada, ya que en 2022 embarcó como cirujano durante una parte del viaje de instrucción y cruzó el Océano Atlántico desde Estados Unidos al continente europeo.

“Por ser médico, tengo la suerte de vivir los diferentes ámbitos de la Armada. No me encasillo en un buque o en un hospital y puedo decir que un día estoy con los aviadores, otro con los Infantes y al otro navegando. Soy muy afortunado”, concluye con satisfacción el Capitán de Corbeta López.



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