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El líder indígena de la etnia Pataxó, Ytapoã Aguiar, participa en una ceremonia de purificación
Camara fotoAMPLIAREl líder indígena de la etnia Pataxó, Ytapoã Aguiar, participa en una ceremonia de purificación
20/03/2023 - Inclusión

La etnia brasileña que usa el turismo para contar su historia y subsistir

La etnia pataxó, una de las más antiguas de Brasil, conserva y promueve sus tradiciones de la mano del ‘no indio’ para mantenerse viva en una sociedad en la que muchos consideran que los indígenas son asunto del pasado.

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Esta comunidad nativa es una de las pocas del país que comparte abiertamente su modo de vida y sus costumbres con visitantes que no son indígenas, una actividad con la que busca contar su versión de los hechos, pero también subsistir.

“Queremos que el blanco conozca nuestra cultura y le transmita a los otros nuestra verdadera historia”, aseguró a EFE Antonia Rosalves da Silva, vicecacica de Aldeia Velha, una reserva que se sitúa en Arraial d’Ajuda, una de las regiones más turísticas de Brasil, en el litoral sur del estado de Bahía.

“Hoy en día, en nuestro país, se habla de los indígenas como si no existieran, como si se tratara de algo que sólo está en los libros de las escuelas y eso no es verdad”, agregó.

Abriendo lazos

Guerreros y de tradición nómada, los pataxós fueron una de las primeras etnias encontradas por los portugueses en el siglo XVI, cuando llegaron a las costas de lo que hoy es el sur de Bahía, sedientos por el oro y los metales preciosos.

Aunque muchas etnias rechazan el contacto directo con los blancos, desde 2000 los pataxós mantienen abierto el lazo con los turistas que quieren conocer sus costumbres.

Hoy en día el turismo es su principal base de subsistencia, pero no fue fácil llegar a esa decisión.

La idea, que nació de tres indígenas pataxós a finales de los años 90, cuando los alimentos que cultivaban apenas lograban engañar el hambre, no fue bien vista por los más ancianos de la etnia.

“Tenían mucho miedo de que mostrándose a otras personas fueran nuevamente masacrados como ocurrió en 1951”, explicó a EFE María Luisa da Silva Cruz, directora de Pataxó Turismo, la primera agencia en organizar visitas a las comunidades indígenas en la región.

Esa masacre abrió el paso para que fueran despojados de sus tierras por hacendados que las querían para la agricultura extensiva, un capítulo que culminó una historia de vejaciones iniciadas por parte de los conquistadores portugueses, que primero se sirvieron de los pataxós en sus guerras y luego buscaron “civilizarlos”.

Ahora, tras superar las resistencias al contacto con los ‘no indios’, se han abierto al turismo.

Según Da Silva, unas 2.000 personas al año buscan con la agencia vivir algún tipo de experiencia con los pataxós. La mayoría son brasileños, aunque también se ven algunos extranjeros en el verano, especialmente argentinos.

Base de subsistencia de la etnia

Los pataxós obtienen un porcentaje del costo que las agencias cobran por las visitas y también cobran directamente el dinero cuando algún turista va hasta el resguardo por sus propios medios.

Además del turismo, los cerca de 30.000 pataxós, que actualmente viven en esta región en 49 aldeas distribuidas en seis reservas, los indígenas tienen otras actividades que ayudan con su subsistencia.

En Aldeia Velha, las 480 familias que viven en esta reserva de más de 2.000 hectáreas se reparten los deberes de la comunidad.

Mientras unos se dedican a las artesanías, otros cultivan yuca, piña y coco y otros más a la pesca. Los que tienen mejor “sazón” se encargan de la cocina.

También están los responsables de la docencia que enseñan en la escuela de la comunidad -y en patxôhã, su propia lengua- los saberes del ‘no indio’, sin dejar de lado la historia de su pueblo, sus costumbres, creencias y tradiciones, labor por la que reciben salario de la municipalidad.

Experiencias de todo tipo 

Los costos para conocer algo de la vida de los pataxós con las agencias oscilan entre unos 14 dólares, para una visita de tres horas, y unos 537 dólares si se realiza una experiencia de cinco días por diferentes aldeas y pernoctando una o dos noches en algunas de ellas.

La idea es que el visitante se sumerja con los nativos en medio de la naturaleza en la que viven y comparta alguna o varias de sus tradiciones.

En las caminatas que se realizan por los senderos de sus reservas, los pataxós explican los usos de las plantas en su cotidianidad, sus beneficios medicinales y como algunas eran utilizadas como trampas para animales cuando solían cazar, antes del descubrimiento.

Los visitantes también pueden compartir rituales de purificación y fiestas tradicionales como el Awê Heruê, en la que, mediante cantos y danzas, los pataxós ahuyentan lo malo para mantener viva la naturaleza y su cultura.


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