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AMPLIARNo hay oxígeno en algunas ciudades

Brasil supera las 300.000 muertes por COVID-19

Cuando el número de muertes por COVID-19 en Brasil superó las 300.000 ayer miércoles, el cuarto ministro de Salud del presidente Jair Bolsonaro aprovechó su primer día oficial en el cargo para prometer una meta de vacunación de 1 millón de inyecciones al día para poner el frenos en la crisis de la bola de nieve.

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El país más grande de América Latina, que ya alberga el segundo mayor número de muertes por coronavirus del mundo después de Estados Unidos, se ha convertido en el epicentro mundial de las muertes por COVID-19, con una de cada cuatro muertes en todo el mundo actualmente en Brasil.

El brote está llegando a su peor etapa en el país, avivado por un lanzamiento irregular de vacunas, una nueva variante infecciosa y la falta de restricciones de salud pública a nivel nacional.

La escala del brote está ejerciendo una nueva presión sobre Bolsonaro, un ex capitán del ejército de extrema derecha que se ha ganado notoriedad internacional por sus esfuerzos para bloquear las medidas de bloqueo, sembrar dudas sobre las vacunas e impulsar curas no probadas como la hidroxicloroquina.

En su primera conferencia de prensa como ministro de Salud el miércoles, un día después de que Brasil registrara un número récord de muertes de 3.251 muertes, Marcelo Queiroga dijo que el gobierno apunta a acelerar la campaña de inoculación y se comprometió a administrar 1 millón de inyecciones al día.

Agregó que las vacunas, las máscaras y el distanciamiento social son claves para frenar el virus y que nadie quiere bloqueos, especialmente porque es poco probable que los brasileños se adhieran a ellos. Queiroga dijo que se centraría en la ciencia y la transparencia.

A medida que la pandemia ha empeorado en las últimas semanas, Bolsonaro ha mostrado signos de tomarla más en serio. El regreso de su némesis política, el ex presidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, también parece haberlo movido a la acción. Las condenas por corrupción de Lula han sido anuladas recientemente, lo que le permite postularse en las elecciones del próximo año.

El martes, Bolsonaro pronunció un discurso televisado en el que defendió su manejo de la pandemia y se comprometió a entregar más vacunas. Pero sus comentarios fueron abucheados por protestas en todo el país del tamaño de un continente.

Ayer miércoles, dijo que el gobierno buscaría una mayor coordinación con los gobernadores estatales, con reuniones semanales para discutir las medidas de lucha contra el coronavirus en un comité recién lanzado.

Pero el panorama de la pandemia sigue siendo sombrío.

"Las perspectivas para las próximas semanas serán muy difíciles", dijo a Reuters el ex ministro de Salud Nelson Teich, quien dejó el ministerio después de chocar con el presidente. "Nuestro programa de vacunación es lento".

Mientras tanto, el Ministerio de Salud federal enfrenta acusaciones de intentar manipular los datos de las muertes.

El secretario de Salud del estado de São Paulo, Jean Gorinchteyn, acusó el miércoles al ministerio de “burocratizar” el proceso de registro de las muertes por COVID-19 al exigir documentos de identidad que sirvieron para descontar los muertos. Dijo que el requisito no fue comunicado a los estados y municipios con anticipación.

El año pasado, el Ministerio de Salud fue criticado por detener la publicación de datos de COVID-19 en su sitio web, antes de que la corte suprema ordenara anular la decisión.

El Ministerio de Salud dijo en un comunicado más tarde el miércoles que había suspendido los requisitos documentales más rigurosos.

Teich, el exministro de Salud, dijo que pensaba que la situación en Brasil aún podría "empeorar mucho".

"La enfermedad ahora está dictando su propia evolución, porque no podemos controlarla", dijo.